Deberíamos dar gracias cada vez que nos ayudan a ver un
poquito más allá de nuestras narices. Abrir los ojos y sentir muy adentro la intensidad
de todo lo que nos rodea, la calma suele apremiarnos cuando nos permitimos un
respiro de todo el ajetreo.
Así, bien suave, como podría ser un viaje.
Cansada de viaje como sinónimo de diversión y distracción,
le doy un giro al sentido y decido irme a descansar, a experimentar y a
conocer. Tuve la suerte de resolver ciertos enredos de mi cabeza, ver con más
claridad realidades que quizás, simplemente, no me atrevía a ver. Creo que el
mar me despeja. O será la gente que en ese corto tiempo me acompañó. Junto al mar y en una casa de barro la
vida parece un poco más resulta, más fluida y más simple. Parece como si los
comederos de cabeza constante fueran de un tamaño insignificante y sin embargo,
con frecuencia tapan lo que importa. Es tan continuo el roce con ciertas cosas
que las convierten un puntos críticos en nuestras vidas, pero tomá distancia, desde lejos se ve mucho mejor lo que hace
falta.
Lo bueno y lo malo, lo interno y lo superficial. Tu vida
puede discurrir con tanta simpleza o materialidad como vos quieras. Ni más ni
menos, no se deja de ser de determinada manera por la elección del material,
sino por lo que elijas llevar adentro. Siempre esta bueno recordar, de todas
maneras, que los buenos momentos están muy esquematizados. Las plataformas, un
buen trago, sentados en un bar no tiene porqué ser mejor que una guitarra y
apoyarse en un tronco alrededor de una fogata. Empastillarse en una fiesta loca
no tiene porqué ser más divertido que tomarse una cerveza mirando malabares. Y
eso corre por cuenta de cada uno, los momentos van a ser tan buenos como se
ajusten a vos, pero pasa que a veces olvidamos también ajustarnos un poco
nosotros a los momentos. Yo, la reina de la predicción, querer saberlo todo
antes que pase y anticiparme y planear, te digo, n o s i r v e . Los momentos nunca se van a dar como los
planeaste así que sería una excelente decisión no molestarse en querer
definirlos, dejalos ser, que te tomen por sorpresa y a vivirlos como vengan.
Y el Amor. No es
un ramo de rosas, no es un novio, no es acostarse con alguien y no es un “te
quiero”. El amor viene en cualquier
forma y no se ve, se siente. Un perro, un abrazo de un amigo, un amigo, un
gesto con el otro, una canción o desvivirse por alguien. El amor puede no ser
todos los días, ni todo el tiempo, puede ser irregular e impredecible porque
viene y va, no se retiene y no se fuerza. El amor le da energía al corazón,
hace que bombee tan fuerte que uno se escuche a uno mismo, el amor te lleva por
donde quiera y por suerte, se puede usar
como un puente (Cerati lo dijo y no yo.)
Vivir con intensidad.
Eso fue todo. Vivir todos los días iguales vuelve a la vida monótona, a las
personas insulsas y a los sentimientos rutinarios. Vivir siempre igual te mata.
Experimentar e irte a los extremos, probar suerte y ver qué tal funciona. Yo
creo que te encontras chocando con lo que no sos. No hay mal que por bien
no venga. Si por las dudas no te levantas mañana, asegurate que puedas sonreír
pensando en lo que es hoy. Siempre.
Miramar |
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