Te miro y me siento. Me encuentro. No quieras atarme que a
veces me pierdo. A veces te quiero y a veces te olvido. Yo corro en el tiempo,
me siento a la espera de alguna mañana que llueva esperanza. Y verte me quema y
no verte me araña. En el silencio sofocante puedo oír una voz, un eco de
alegría esfumado, un grito al amor que te llevaste, que me vaciaste, entonces
entiendo porqué me llenaste. Y si eso es el amor, sea justo el sufrimiento, si
por querer tanto se paga con soledad encarnada en sentimientos. No se trataba
de tu mano, vos me dabas tu corazón, vos me tocabas el alma, vos curabas el
dolor. Y hoy. Hoy te llevo de estaca, de semblante, de piel y de recuerdo. Te
veo en cada mirada. Mi piel se escapa temerosa a otras pieles que no sean la
tuya, ¡Si Dios supiese cómo me hacías sentir estaría incendiándome en el
infierno! Y vaya, quizás esto sea como el infierno. Quizás vos seas mi mayor
demonio. Quizás tu sombra haya borrado las luces de una vida ya poco iluminada.
Y entonces corro, desaparezco, le huyo, le entiendo pero no quiero caer de
nuevo. No quiero sufrir más, no quiero amar más tu desierto, no quiero perderme
en este abandono ni quedarme en tu presencia. No puedo sino respirar tu perfume
y ahogarme en sollozos de penas perdidas, ganadas, penas arrebatadoras de
sonrisas. Enfrente te observo. Me miras. Te miro. Mis manos buscan alcanzarte y
no llegan nunca. Como antes, igual que ahora. Siempre corría en tu dirección
perdiendo tu silueta en el horizonte, lloraba carcajadas cuando te extrañaba,
frenaba y esperaba paciente que me vuelvas a abrazar. Y ya no más ¿Qué sigue
ahora? ¿Qué se le sucede a la más cruel de las agonías? ¿Qué se le sucede a la
más bella fría de las compañías? ¿Qué se le sucede a lo que fue vida? Y entre
tantas incógnitas le pregunto al universo si tu cuerpo es un ente o es la misma
energía, si tu vida es la mía y si veré la salida. Y sin embargo ¿Quiero salir?
¿Quiero irme? ¿Quiero escaparme? Abandonar tu recuerdo, sensación persecutoria,
amor puro omnipresente. Me hace gritar para poderme callar, me hace extrañar
para poder volverme a ver, me hace morir para luego resucitar, yo no estoy
segura que sea cariño o tortura, que sean heridas o curas, no estoy segura
siquiera que exista. Me pierdo de camino a tu cielo y termino en tu infierno,
termino en vos. Y vos. Impasible. Inalterable. Inalcanzable. Inescrutable. Vos
me observas desde el otro lado. Sos todo eso y más. Sos lo infinito, a tu lado
no conozco alguna otra eternidad. Y me transformas en todo lo que quería que fuéramos.
Y no fuimos. Ni podremos ser. Pero que intentamos. Hoy de nuevo, igual que
ayer. Y en cada día, todos los días. Con vos.
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