La MALDITA distancia, parte de mi realidad.

A veces te sientes tan impotente. Sientes que la distancia se lo lleva todo, y no puedes hacer nada, ¿Qué? ¿Qué vas a hacer? Quieres evitar alejarte de ciertas personas, quieres acercarte a las que tienes cerca, quieres estar allá y quieres estar acá, pero todo no se puede, y entonces ya no sabes qué hacer. No sabes que vale más, no sabes que es lo que realmente te importa, porque te importa todo…Pero dicen que no se puede tener todo, y es lo que estoy intentando hacer desde hace mucho, ahora entiendo porque es tan difícil. Es duro ver las fotos de aquellas personas que amas con el alma y ver que no estás tú, ver sus caras de felicidad y no ver la tuya. Sabes que estás bien como estás, lo podrías jurar mil veces, pero las necesitas, porque el corazón está hecho para sentir, y lo siente, siente su ausencia…Lo quieres evitar pero te resbalan las lágrimas por tu cara porque sabes que esas personas haya sido queriendo o sin querer marcaron tu vida para siempre. Puedes ser fuerte todos los días que quieras pero no somos de piedra, y terminamos por darnos cuenta que es inevitable sufrir a veces, y que necesitarías uno de sus abrazos para calmarte pero no están aquí, vas a tener que conformarte con otro abrazo, además sabes que morirías por ellas, pero ahí es dónde empieza la duda ¿Y ellas por ti, morirían? Lo piensas, lo repiensas y decides abandonarte al llanto resignándote que siempre vas a estar dividida en dos, porque si te vas para buscarlas entonces necesitarás la otra mitad que se quedó donde estás. Las cosas son así, la distancia tiene muchas ventajas, viajar es lindo, y conocer más, pero duele, no es tan fácil, y todo esto conociendo la amistad, porque no, aún no sabes lo que es el amar verdadero, y esperas tardar en conocerlo.