Yo creo que la gente
es un poco como su clima. Aquellos que vienen de lugares cercanos al
ecuador siempre traen calor, alegría y cariño. Es como si el calor del ambiente
les llegara muy profundo, al alma. No sé si habrán tenido la misma suerte que
yo de cruzarse en varias ocasiones con personas de estos lugares, pero cada vez
que encuentren una intenten tenerla muy cerquita, no hablo de tiempo, sino de
compañía, denle cinco minutos y van a ver cómo les contagia su felicidad.
A mí me agrada esa exageración que tienen para expresarse,
todos los gestos, la risa a carcajadas sin un motivo demasiado concreto y esa
energía inagotable. Es como si todos los días les hubiera ocurrido algo bueno.
En realidad podríamos decir que todos los días nos ocurre algo bueno, me gusta
pensar que todos los días tienen un poco su magia, su detalle, hay algo que
marca la diferencia entre ayer, hoy y mañana. Y sin embargo, miranos a
nosotros, no hablo de que seamos infelices! No me malinterpreten, pero no irradiamos
tanta luz con las cosas malas, creo que no le ponemos tanta gracia a los días
simples. Constantemente hablamos de felicidad (como si tuviéramos la definición
correcta) y decimos frases filosóficas con las que nos sentimos un poco mejor,
un poco como si tuviéramos la solución a la tristeza. Ojo! Nos encantan esas
frases siempre y cuando sea un buen día, porque aquel en que se nos cruzan los
cables no hay quien safe de nuestra electricidad, damos descargas para todos
lados.
Claro que es muy simple reírte cuando estas con amigos,
sonreír cuando aprobaste, gritar de emoción con alguien a quien extrañabas o
cantar y bailar por todos los rincones un sábado a la noche cuando salís. Yo
soy la primera que hace todas (sin excepción) esas boludeces. Pero atentos a la
gente del clima cálido, regalan sonrisas gratis y a cualquiera, no necesitan
sentirse más lindas ni más flacas para estar más contentas, y dicen muchas,
muuuuchas boludeces de las que se ríen a morir, así a vos te cause gracia o te
parezca estúpido. Me gustan porque te hablan con la misma naturalidad en que lo
hace una amiga de hace años, tienen esa facilidad tan peculiar de entablar
conversación y destensar los momentos incómodos.
Me convenzo cada vez que conozco a alguna persona de esas
zonas. Enserio creo que se les contagió el calor de su naturaleza, que ese
clima lo llevan adherido. Y es bueno, es algo lindo que vengan a otros países
porque nos traen un poco de su calor a los que estamos más fríos.
He de decir, igualmente, que algunos fríos miran extraño y
les desagrada el calor que irradian esas personas. Los respeto, no se pueden
discutir los gustos, pero a ustedes, fríos de los fríos, no los entiendo.
Derrítanse un poco con el calor ajeno, tomen algunas de esas risas y
guárdenselas, incluso déjense contagiar por esa felicidad. De vez en cuando hay
que endulzar la vida.
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