“ME DECIDÍ.”
Me parece una muy buena frase para resaltar, para
encabezado, para darle la importancia que corresponde. Si bien constantemente
estamos tomando decisiones (elegir comprarte chicles de menta en vez de
frutilla es una decisión) hay ciertas particularidades que hacen del “ME
DECIDÍ” una frase con mucha fuerza.
Esa cuestión que tenías adentro dándote vueltas, un problema
que te surge o una simple pregunta que no sabes responder son el pie para
decidir. Te miras las manos, miras al cielo, te mordes el labio, “Boludo qué
hago” te preguntas para adentro…Se terminó el día, te fuiste a dormir y cuando
estás en la cama empezas a dar vueltas de un lado para otro, “¿insomnio?” no,
no es insomnio, es esa duda que te está carcomiendo desde adentro, te estancó
las ideas y no te deja pensar en nada más que en eso. Siguiente día, no sólo
soñaste con ese tema sino que te levantaste pensando que tenes que solucionarlo
ya, sino te vas a volver loco. Sigue pasando el tiempo, según cada uno,
más o menos, pero seguís pensando en lo mismo constantemente, se lo comentas a
todo el mundo esperando el consejo que digas “Me iluminó”, pero ¿Te cuento
algo? Vos ya te decidiste. En el fondo vos sabes lo que vas a hacer, sabes la
respuesta y pedís consejo porque queres un justificativo, alguien que te dé el
empujoncito para avanzar. Desde que te surgió la pregunta sabes la respuesta
pero el miedo te está tapando los ojos. Dudas porque tenes miedo, te dan ese
consejo acertado y vos le explicas las contras porque queres asegurarte que no
sean tan malas.
Cortala. La vida es eso, jugar, arriesgar, ganar y
perder. La vida es una apuesta constante, la vida está hecha para los
valientes. Y voy a terminar con ese mito de que cuando apostas podes perder o
ganar, nunca se pierde. Si ganas es
porque las cosas salieron bien, como querías, pero si por el contrario las
cosas salieron mal, distintas a lo que buscabas, no perdiste. Alguien que
apuesta jamás pierde porque está decidiéndose a hacer lo que realmente quiere,
ese acto de valentía ya es una victoria, es tener el coraje que hace falta para
jugarte todo a una carta y la persona que hace eso nunca va a ser un perdedor. “ME
DECIDí” dije yo cuando me dieron el consejo ganador, cuando de todos
los consejos, yo misma tuve la valentía de afrontar lo que en fondo estaba
queriendo. Y ya soy feliz. Todavía no arranqué ese proyecto al que tengo que
enfrentarme, todavía no puse todo en juego y ya me siento una ganadora. Tengo
infinitas posibilidades de que me salga mal lo que planeo, de que las cosas no
se den como me las imagino y que se me caiga encima esa ilusión, pero no me
importa. La vida es hoy, por
momentos hay que dejar de pensar en ese futuro que te estás armando tan
perfecto y lo que queres vivir dentro de unos años cuando te recibas, cuando
consigas el trabajo, cuando
tengas ese novio, cuando viajes a ese lugar porque todo lo que tenes es ahora.
Por supuesto una infinidad de proyectos son para llegar a la meta en un futuro,
pero no te olvides de disfrutarlo día a día, de abrazar ese proyecto entre
manos que tantas gotas de sudor te está sacando, no te olvides que tenes que
sonreír ahora, ahora que podes sonreír porque nada te asegura que vas a estar
mañana para hacerlo.
Cometé locuras. Arriesgate. Pone la mano en el fuego. Jugatela.
Dale impulso. ¿Qué importa? El miedo debería ser un motor, no una piedra en el
camino. Los inteligentes saben aprovechar ese miedo y convertirlo en ganas, si
tu desafío no te asusta entonces no es un desafío. Si no corres peligro,
entonces no vas a ser locamente feliz con la recompensa. Yo, si llego a vieja,
quiero mirar atrás y ver el camino con traspiés, cambios de sentido, giros,
choques y saltos. Quiero sentir que viví intensamente, que hice lo que quería y
no lo que me daba seguridad. Quiero sentir que valió la pena, porque ese camino
llano sin arriesgar demasiado seguro te lleva bien a destino pero no te va a
alterar los sentidos, no vas a vivir lo más horrible pero tampoco vas a conocer
lo más bello. Entonces deja de darle vueltas al asunto y decidite. Y si sale
mal, en realidad, nunca nada es tan malo como parece. Somos esencias llenas de una increíble energía, o explotas esa
energía o te explota la esencia.
Y si queres contradecirme solo necesito la respuesta a cuál
es la gracia de vivir una vida llana y aburrida. Una vida segura, tan segura
del principio como del final.
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