Clear your mind

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jueves, 6 de enero de 2011

Lo que la delgadez se llevo.

Se tambaleó un poco antes de seguir caminando, últimamentese mareaba mucho, muy de vez en cuando. Me preocupaba que a María, mi hija, le pudiera pasar algo. Cuando llegamos al conservatorio se despidió de mi y se fué. Su padre insistía en llevarla al médico, sin embargo, ella afrimaba que no le pasaba nada, que no era necesario.

Me fuí a mi trabajo preocupada, aunque no distinto de lo normal. Después de estar horas redactando para la revista, me fuí a comer algo. Se amontonaron recuerdos por mi cabeza, pasaban a vámara rápida, mareándome, uno tras otro, y me recordaban aquellos días en los que María se alegraba cada vez que la llevaba a comer a algún lugar, siempre pedía la hamburguesa más grande, y me reía con Carlos cuando le empezaba a caer el queso. Y cuando íbamos a los parques y plazas de la ciudad  siempre corría de un lado a otro. Pero entonces los recuerdos que pasaron por mi cabeza empezaron a oscurecerse, cuando nos mudamos a Madrid y ella empezó a estudiar en un conservatorio danza todo cambió. Siempre había hecho ballet, pero desde entonces se volvió más estricta, no comía tanto, siempre andaba haciendo dietas, se acomplejaba de ella...Sentía culpa cada vez que pensaba en eso....Quise quitarla de ballet, pero eso empeoraría las cosas,  quise llevarla a un psicólogo, y aunque todavía iba, no le servía, no quería admitir nada, y la quise llevar al médico, pero tampoco quiso....Sin embargo, hoy la iría a buscar a la salida, definitivamente no iba a dejar que mi hija se debilitara delante de mi y yo parada mirándola.

A la salida del conservatorio fuí, esperé 20 minutos y seguía sin salir, entré a la oficina para preguntar y la vi allí, sentada dentro hablando con una mujer, la directora. Cuando salió me miró con cara de sorpresa.
+¿Qué haces aquí?
-Te estaba esperando...¿Por qué no salías?
+Estaba hablando con la directora.
-¿Por algo en especial que yo pueda saber?
+Sí, claro...Voy a participar en una función, soy una de los protagonistas

Me observaba con cara feliz, aunque con tal delgadez y ojeras era difícil distinguir su expresión. Después de felicitarla le dije que la iba a llevar a un lugar, que me debía acompañar, aunque no mostró gran interés. Nada más llegar al médico se paró frente a la puerta con los brazos y expresión sería.

-María, ya sé que no te causa gran gracia venir al médico, que es en contra de tu voluntad, pero creoq ue en el estado en el que te encuentras es una razón para que vengas. Y si como tú dices no tuvieras ningún problemas, no te importaría venir ¿O me equivoco?

Resopló y siguió el camino.

+Vamos, o te vas a quedar ahí para mamá.

Llegamos a la consulta, después de analizarla nos mandaron a un hospital.

Los siguientes meses fueron imposibles, María tenía anorexia, la convivencia en casa se dificultó, estuvo internada algunos días, no pudo realizar aquella obra de la que me habló el día que fuía buscarla. Sufrimos mucho por su enfermedad y su estado. Muchas noches me dormí llorando, había sido una ignorante al dejarla crecer así, y era mi única hija, la quería demasiado. Un día amanecimos y ella ya no estaba, ya estaba en otro mundo, ya no tenía hija. Sufrí muchos durante años. Lloré demasiado, tenía tantos recuerdos, bonitos y feos. Siempre tuve la esperanza de que se recuperara, pero no fué así, la suerte me falló, y siempre va a estar en mi corazón.

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